Asistentes: Rubén, Eneko, Pepe, Aitor, Johnny, Edu, y Nesss
En el apartado gastronómico, chorizo a la sidra (un trozo/persona), 2 tortillas de bakalao (ligeramente saladas y una quiza demasiado hecha), bakalao con pimientos, y 2+1 txuletones ko-jo-nu-dosss (sobre todo el último), de buen tamaño, bien hechos y con poco hueso, por lo que los problemas para tocar la armónica de la gente aficionada vinieron del hecho de que había muchos con ese ansia y poco hueso que rascar. Edu, aún sin roer priones, acabó maravillado con las txuletas. De postre, tejas, cigarros (uno de ellos arrancado por Edu a bocados de la boca de Johnny), una buena ración de queso, membrillo y dos supercestorros de nueces y avellanas!! que aunque comimos como campeones no conseguimos ni mediar. Precio factura: 214,85€, unos 30€ por persona. Es de agradecer que la carne la cobren a peso (3,2 kilos en nuestro caso) y no a precio fijo por chuleta independientemente de como sea, como hacen en otros sitios.
Numerosos viajes a las kupelas, y varias fotos a la superviviente camiseta de la Sagardo Bira elegantemente portada por Nesss. Llegado el inevitable momento de los cánticos, dirigidos por el maestro de ceremonias peliblanco de la mesa de al lado, fue secundado por el maestro tonadillero de siempre, con los desentonados resultados habituales... Durante los postres, Edu (recordando el sorprendente bocadillo de nueces de Julián en el pasado) abre con el cuchillo una barra entera de pan con intención de hacer un superbocata de nueves y avellanas, ante la sorpresa de la camarera, aunque todo queda en un simple homenaje a los excesos del pasado. Por cierto, que el pan acaba en la chaqueta de Edu con intención de usarlo para recenar, cosa que luego olvidaría.
En la vuelta, todos cupieron en la fragoneta de Pepe, aunque no sin dificultad: algunos no podían inflar los pulmones, otros no sabían donde poner los brazos, Nesss tenía hipo... Total, gran descojono y algarabía en el viaje de vuelta. La furgoneta se aparca en el barrio de Johnny, y allá subimos todos a Hernani Downtown. Destacan la parada en el Aker, la del Garin (donde comenzó a desaparecer alguno de los nuestros) con futbolines varios donde la pareja Aitor-Edu arrasa a todos los demás. La partida final con las jóvenes pechugonas desvió la atención de las porterías de los contricantes. Finalmente múltiples rondas en El Caserío, donde Edu alimenta a las camareras con nueces ya peladitas ("Ya ves que fáciles somos", le dijeron), mientras el mostrenko que rondaba a la camarera joven abre una con la frente en la barra. Curiosa técnica para impresionarla. Ante la insistencia de que pusieran la canción de "Pásame el kalimotxo", suenan los acordes iniciales, pero duran lo que la risa de un loco. Eso sí, la camarera (con la que Edu se hace unas fotos dentro de la barra) nos invita a patatas fritas y a las dos últimas rondas. Los últimos se retiran sobre las 5:30.
Hacia las 19:30, Edu y Nesss salen a dar un paseo en busca del Sagardo Gunea en Hernani. Bordeando el Kaxko de Hernani y sin apenas ver animación, llegan a Villa Ave María y contrastan que ahí no hay más que niños tocando el tambor o jodederas similares. A veces toca intentar acercarse a museos, pero si no lo conseguimos no es 100% culpa nuestra (nos pasó lo mismo con Chillida-Leku). Posteriormente, recorren las calles del Kaxko intentando ver si podrían cenar pescado en el Tripontzi y comprueban el lado oscuro de la época de sidrerías: el estado lamentable y bamboleante del populacho, la cantidad de gente que había (con despedidas varias de naranjitos, vacas locas, prisioneros y tal y cual), que los bares están mutados a disco-pubes desde la tarde (volumen de música brutal, poca luz y cegadora), que en todas las cuadrillas el más sobrio está cerca del coma etílico y que la costumbre tras orinar en el baño municipal de tíos es subirse la cremallera en la calle. Por supuesto, no cenaron pescado en el Tripontzi porque era la zona más poblada de gente en la calle Kardaberaz/Urumea. En cuanto a los kalimotxos, en vaso de plástico, el tamaño y la calidad varían mucho de un bar a otro...